En el verano de 2022, el exceso de mortalidad en España fue el tercero más alto registrado, superado únicamente por 2020 y 2015. Sin embargo, de ese exceso, solo el 23 % se ha atribuido directamente al calor extremo. El problema con esta cifra es que la estimación se basa en modelos que podrían presentar sesgos y limitaciones.
Nos propusimos estimar el exceso de mortalidad atribuible a las temperaturas extremas en Cataluña durante el verano de 2022 y evaluar cómo el riesgo de muerte por estas temperaturas extremas puede verse modificado por otros factores, en particular variables socioeconómicas. Empleamos un diseño ecológico longitudinal que abarca el período de 2015 a 2022, utilizando datos a nivel de área básica de salud.
Utilizamos modelos lineales mixtos generalizados para todas las edades y para las personas mayores de 65 años. Estos modelos corrigieron los sesgos mediante el uso de unidades geográficas de pequeña escala y considerando explícitamente la variabilidad espacial.
Según nuestros resultados, durante los meses de verano de 2022, el 49,41 % del exceso de mortalidad fue atribuible al calor extremo. No solo las olas de calor aumentaron el riesgo de muerte, sino también las temperaturas máximas extremas. Los modificadores de efecto que aumentaron el riesgo de morir en días de calor extremo fueron, en concreto: tener 65 años o más, una humedad relativa alta, una temperatura mínima extrema y bajos ingresos.
Nuestros resultados sugieren las siguientes consideraciones metodológicas: (i) minimizar los efectos de la clasificación errónea de la exposición mediante el uso de unidades geográficas más pequeñas que las que se suelen emplear en otros estudios; (ii) tener en cuenta explícitamente la variabilidad espacial mediante, por ejemplo, modelos espacio-temporales Bayesianos jerárquicos; y (iii) controlar las dependencias espaciales y temporales.